La mesa redonda «Envejecimiento activo y saludable: el impacto de la enfermedad cardíaca estructural» celebrada ayer en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, reunió a expertos en materia de envejecimiento activo y enfermedades cardíacas y se enmarca dentro de una campaña de concienciación que busca elevar a las autoridades públicas la necesidad de abordar el impacto de estas enfermedades para permitir el envejecimiento activo, saludable y sostenible de la población.
El debate estuvo moderado por el Dr. Carlos Rodríguez Pascual (Líder del Grupo de Envejecimiento del IISGS y Jefe del Servicio de Geriatría del CHUVI), y contó con la participación de los Drs. Alfonso Alonso (Sergas), Ángel de Oro Prol (Confederación Estatal de Organizaciones de Mayores, CEOMA), Óscar Díaz (Presidente de la Sociedad Gallega de Cardiología, SOGACAR), José Cuenca (Jefe del Servicio de Cirugía Cardíaca del CHU de A Coruña) y el Dr. Andrés Íñiguez (Líder del Grupo de Investigación Cardiovascular del IISGS y Jefe del Servicio de Cardiología del CHUVI).
Los expertos debatieron sobre los riesgos que implica padecer una enfermedad cardiaca para el colectivo de la tercera edad, en una comunidad con una población cada vez más envejecida, como es la gallega.
Según lo comentado en el encuentro, la enfermedad cardíaca estructural —término que engloba el desgaste de las válvulas del corazón asociado al envejecimiento— se convertirá en una epidemia global y una amenaza para el envejecimiento saludable en una sociedad cuya esperanza de vida no deja de aumentar.
Galicia es una de las comunidades más envejecidas de España y, según indica el Dr. Óscar Díaz, el problema demográfico es muy grave y puede suponer una «oleada asistencial» que podrá afectar a lo sostenibilidad del propio sistema sanitario.
Para Díaz, la solución pasa por elaborar políticas públicas que favorezcan la innovación, con modelos que permitan la evaluación, más allá del coste, “de la funcionalidad, actividad y calidad de vida” que pueden proporcionar los tratamientos a la tercera edad, un grupo social discriminado a la hora de recibir intervenciones médicas innovadoras. Y también considera clave la prevención, que debería comenzar ya desde la escuela con la promoción de pautas y hábitos de vida saludables que contribuyan a impedir el desarrollo de enfermedades cardíacas o a retrasar su aparición lo máximo posible.
Según el Dr. Andres Íñiguez, Jefe de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo y responsable del Grupo de Investigación Cardiovascular del IIS Galicia Sur, la tecnología poco invasiva representa un “futuro imparable”. Los nuevos avances tecnológicos ya permiten procesos más rápidos y menos invasivos que la cirugía a corazón abierto, basados en implantes percutáneos, que permiten a determinados pacientes acceder a un tratamiento del que no podían disfrutar anteriormente. Y considera Íñiguez que será la innovación la clave que permita solucionar los problemas de la creciente demanda asistencial debida a este tipo de patologías.
No obstante, el avance frente a esta patología requiere un abordaje político claro. Dada la avanzada edad de los pacientes, el impulso de la evaluación sistemática de tecnologías es fundamental para saber “a qué pacientes conviene tratar y cómo”, indicó el jefe de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, Dr. José Cuenca, quien resaltó también la importancia de la dimensión social en el tratamiento de los pacientes de tercera edad.
Como responsable sanitario de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, Ángel de Oro recordó la importancia de que la voz de los pacientes se escuche en la toma decisiones e insistió en la necesidad de que las autoridades se involucren en facilitar el envejecimiento activo de una población cada vez más longeva, también desde el ámbito de los tratamientos sanitarios.
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