El experto en epigenética Roberto Agis-Balboa, integrado en el Instituto de Investigación Biomédica (IBI) Ourense -Pontevedra-Vigo desde 2013, ha conseguido el primer contrato Ramón y Cajal de la comunidad biomédica gallega desde hace diez años. Esto garantizará su continuidad en el instituto durante, al menos, los próximos cinco años, donde seguirá avanzando en sus estudios sobre la enfermedad de Alzheimer y la depresión.
Agis-Balboa asegura que afronta esta nueva etapa “con motivación y con gran ilusión”. El programa Ramón y Cajal es muy competitivo, ya que solamente se conceden 175 ayudas anualmente para todos los campos de investigación en España. “Da seguridad y cierta tranquilidad saber que puedes centrarte solo en investigar y no estar siempre preocupado por qué pasará mañana, si me tengo que ir y volver a empezar en otro sitio”, reflexiona, desde la perspectiva de alguien que desarrolló la mayor parte de su carrera entre Alemania y Estados Unidos antes de poder regresar a España.
En estos dos últimos años, su trabajo en el IBI se ha centrado en la búsqueda de biomarcadores y dianas terapéuticas para la enfermedad de Alzheimer y la depresión, en este último caso continuando la línea de su tesis doctoral, realizada en la Universidad de Illinois (EE.UU.).
De cara al futuro, su prioridad es lograr establecer la epigenética (estudio de la interacción entre nuestros genes y los factores ambientales o nuestro estilo de vida) como un área científica de peso en el Hospital Álvaro Cunqueiro y no solamente limitada al campo de las neurociencias, en el que él trabaja.
El Alzheimer continuará centrando gran parte de sus esfuerzos de investigación. “Ahora mismo hay 35 millones de pacientes en el mundo y se prevé que en 2050 esta cifra alcanzará los 150 millones. Solamente el 1% del Alzheimer es de origen genético, el 99% restante se conoce como Alzheimer esporádico y sabemos que nuestro estilo de vida juega un papel fundamental como desencadenante”, explica. Uno de los principales problemas, además de que no se conoce cura, es que cuando se detecta ya está avanzada y es demasiado tarde. “Este es uno de los retos que me planteo, la búsqueda de biomarcadores de diagnóstico temprano y de pronóstico de la enfermedad”, afirma.
Por lo que respecta a la depresión, su trabajo se centrará en el uso de linfocitos obtenidos de muestras de sangre para buscar un biomarcador que permita identificar qué tratamiento concreto dar a cada paciente. “Esta prueba ahorraría tiempo y dinero y por supuesto mejoraría la calidad de vida de los afectados, sin efectos secundarios ni ineficacia, porque los tratamientos no funcionan igual en todas las personas”, asegura Agis-Balboa.
Más a largo plazo, el investigador se plantea unir los dos campos de investigación para tratar de conocer la interacción entre ambas enfermedades. “Hay estudios que muestran que la depresión es un factor de riesgo para padecer Alzheimer, pero los mecanismos epigenéticos implicados en la interacción entre ambas no son conocidos”, expone. “Estos estudios combinados con modernas técnicas de secuenciación genómica y bioinformática nos permitirán conocer las enfermedades caso a caso, paciente a paciente, y así poder diseñar en el futuro terapias epigenéticas personalizadas”.
En este contexto, Agis-Balboa valora muy positivamente el acuerdo de colaboración firmado recientemente entre los tres institutos biomédicos y las universidades gallegas. “Esto permitirá no solamente el flujo de estudiantes, sino también una mayor interacción entre científicos básicos y clínicos, algo esencial si queremos hacer buena ciencia, de impacto y traslacional. Además, necesitamos enfoques multidisciplinares para cada proyecto, gente con diferentes capacidades y habilidades, todos remando en la misma dirección”, explica.
En prensa:
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