• Este trabajo se enmarca en una investigación más amplia sobre la afectación del coronavirus en los niños, su clínica diferencial, su papel en el contagio intrafamiliar y la eficacia de las pruebas diagnósticas
• Cuando un niño presenta anosmia es más probable que tenga el covid (un 96,7%) que otro virus; algo parecido pasa con la alteración del gusto (93,4%) y la cefalea (81,5%)
• Otras conclusiones del estudio revelan también que los menores tuvieron un papel reducido en la transmisión intrafamiliar y no son supercontagiadores
El Servicio de Pediatría del Hospital Álvaro Cunqueiro ha realizado una investigación sobre la afectación de la Covid-19 en la población infantil, en la que los especialistas demostraron que la alteración del olfato es el síntoma más específico de esta infección en los menores. Estas son las principales conclusiones de este novedoso estudio que acaba de ser publicado en una prestigiosa revista de gran impacto internacional, la International Journal of Pediatric Otorhinolaryngology, bajo el título de «Subtle olfactory dysfunction after SARS-CoV-2 virus infection in children«.
Este trabajo, realizado en los tres primeros meses de la pandemia (de marzo a mayo), se enmarca en una investigación más amplia sobre la afectación del coronavirus en los niños, su clínica diferencial, su papel en el contagio intrafamiliar, y la eficacia de las pruebas diagnósticas. Además del equipo de pediatría se contó con la colaboración del servicio y el grupo de Microbiología y con la especialista en ORL del CHU de Santiago, Isabel González Guijarro, que diseñó el test del olfato.
En el estudio participaron 126 pacientes, 33 de ellos con infección covid-19 confirmada y con una edad media de 8,4 años. En relación con la sintomatología de los menores, el objeto era identificar los síntomas diferenciales entre la infección por covid y otras infecciones virales y estacionales comunes en los niños y niñas.
Según la jefa del servicio de Pediatría y responsable del Grupo de Investigación en Enfermedades Raras y Medicina Pediátrica del IIS Galicia Sur, Ana Concheiro, autora principal de la investigación «la novedad del trabajo es que hasta ahora no había estudios comparativos en Pediatría de las características clínicas de la infección por covid con otras enfermedades. Existían publicaciones que mostraban porcentajes de los síntomas de los pacientes con covid, pero no trabajos comparativos de la especificidad d eun determinado síntoma para la infección a covid frente a la causada por otros virus; es decir, qué síntomas podían ser o no más sugestivos de la covid.»
Anosmia, disgeusia y dolor de cabeza
La fiebre fue el síntoma más común y con mayor sensibilidad. Las diferencias encontradas fueron una mayor especificidad para la anosmia (96,7%); disgeusia, alteración del gusto (93,4%) y cefalea (81,5%) para la presencia de infección covid-19. También es bastante sugestivo algún tipo de lesión en la piel cuando se asocia fiebre (82,6%). Otros síntomas como la tos, disnea, vómitos o diarrea no mostraron alta especificidad para esta infección.
Como conclusiones, se puede decir que el cuadro clínico es muy inespecífico, y aquellos síntomas más específicos son difíciles de detectar en los niños más pequeños. “Demostramos estadísticamente que los síntomas de la infección por Covid-19 son muy similares a los de otros virus; esto supone que ante cualquier fiebre, bronquitis, etcétera, es necesario descartar la covid mediante análisis microbiológico. La realización de la prueba PCR o test de antígenos tendrá que implantarse de rutina en los protocolos habituales de atención general a los menores con síntomas”, explica la doctora Concheiro.
Pruebas específicas de olfato
Una vez obtenida la conclusión de que la carencia de olfato era un síntoma muy característico y poco estudiado en niños, se decidió analizarlo con más detalle en este grupo de pacientes. A todos los niños infectados y no infectados les hicieron un test de olfato con kits individuales; esto es, les presentaron olores familiares (menta, limón, jazmín…) que los niños traducían en su jerga. Así, por ejemplo, el anís era igual a rosquillas; la canela, al arroz con leche, etcétera.
Los niños infectados demostraron tener alteraciones en el olfato frente a los no infectados; no reconocían olores o los confundían. Sin embargo, solo un 15% de los infectados reconoció haber notado una alteración del olfato en la entrevista que se les realizó.
“Dado que lo más específico son las alteraciones del olfato en los menores, y como los más pequeños no se dan cuenta de estas alteraciones o no saben expresarlo, sería de gran utilidad disponer de pruebas objetivas, como este test u otro similar, que evalúen el olfato para ayudarnos al diagnostico precoz de este coronavirus en la población infantil”.
Los niños no son supercontagiadores
Desde el inicio de la pandemia el papel de los niños como vectores de contagio se fue redefiniendo. En un primer momento fueron considerados importantes vehículos de transmisión. Hoy en día se fue cuestionando su capacidad de contagio, especialmente de los menores de 10 años.
Por eso, otra parte del estudio consistió en evidenciar como se contagiaban los menores en el período de pre-confinamiento y confinamiento, de marzo a mayo. La investigación puso de manifiesto que la gran mayoría contrajeron el virus en sus casas (un 81,8%), contagiados por los adultos de la familia, sobre todo si sus progenitores trabajaban fuera del domicilio (un 8,2%). En los centros educativos los contagios fueron anecdóticos.
“De todos los casos estudiados, solo una niña provocó el brote en su familia; en el resto de los niños siempre fueron ellos los infectados por adultos de su unidad familiar. Estos datos coinciden con lo publicado en la literatura y apoyan la teoría de que los pequeños no son supercontagiadores” explica la doctora Concheiro.
Tan sólo 7 niños hospitalizados
En el período en el que se realizó el estudio, los menores de 15 años supusieron el 2,2% del total de infectados en el Área Sanitaria de Vigo (1.650 pacientes). En nuestra comunidad autónoma, se implantaron las medidas de confinamiento poblacional en un momento en que la tasa de transmisión comunitaria era relativamente baja. Así, la incidencia acumulada en la población pediátrica entre los meses de marzo y junio en los que estuvo vigente el estado de alarma fue inferior a la de otros territorios. Los estudios de seroprevalencia en nuestra área estiman una tasa de contagio del 0,5% en menores de 15 años, siendo en España de un 3%.
Además, en toda la pandemia solo necesitaron hospitalización 7 niños, y ninguno de ellos requirió ingresar en Unidades de Cuidados Críticos. “Los niños infectados en nuestra área fueron menos graves que en otras ciudades, como Madrid; quizás porque se expusieron a una menor cantidad de virus, dado que nos confinamos pronto y cuando aún registrábamos menos casos. No es lo mismo un niño que solo se expuso a su madre infectada en Vigo, que uno que viajaba a diario en el metro de Madrid, con 200 personas sin mascarilla. Cuando propusimos esta teoría, hace meses, era novedosa y discutida, ahora ya hay evidencia que la apoya. La conclusión para la población es que todas las medidas de protección adoptadas no solo nos protegen de contagiarnos, sino de contraer una forma grave de infección”.
Momento de realizar la PCR
Por último, en este estudio se detectaron algunos falsos negativos de la PCR. Esto obedece a que, al ser los primeros casos, se retrasó el momento de realizar la prueba, y cuando la hicieron, los niños ya llevaban más de una semana de evolución de la enfermedad.
Esto sugiere que a partir de los 8-10 días de enfermar, la contagiosidad de los niños pequeños, que ya de por si es baja, disminuye aún más, y por eso el resultado de la prueba PCR es negativo a pesar de esta infectado. Pese a todo, la sensibilidad de la técnica (70,9%) se mantuvo en un rango previsible, lo que indica, por un lado lo correcto de su análisis y por otro la calidad del proceso de recogida de muestras, que no siempre es fácil en niños tan pequeños.
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